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El elegante instante en que te retiras sin hacer ruido, sin romper, sin dejar heridas, con la misma belleza con la que llegaste. Porque no está en tu conciencia hacer el mal y has decidido aceptar que no hay nada más que hacer en el lugar en el que estás; sabes que hiciste lo que pudiste, por eso te vas tal como llegaste, con la satisfacción del deber cumplido, en completa calma sin dejar ni un mal recuerdo.