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El débil nunca puede perdonar. El perdón es el atributo del fuerte. El perdón no minimiza la ofensa, pero libera el resentimiento y permite superar el dolor, siendo un acto valiente y generoso de parte del espíritu. Sólo aquellos que poseen una verdadera confianza en sí mismos y comprenden la naturaleza humana, son capaces de trascender el orgullo, el ego y el deseo de venganza. Al perdonar nos liberamos del rencor en lugar de aferrarnos al sufrimiento, esa es una prueba de la verdadera fuerza que reside en el corazón.