138
El corazón cree todo o casi todo lo que le invita a latir, pobre inocente. Cuantos golpes no recibe por creer en palabras que después son borradas con actos, se lastima creyendo en mentiras dichas a los ojos, el corazón se vuelve un ciego distraído cuando un beso lento o uno apasionado le hace latir desbocado y caerá una y otra vez, ese es su destino cruel.