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Dios te da la fuerza para enfrentar los problemas, no para huir de ellos. Así que nada de estar buscando rutas de escape; mejor encuentra soluciones y ponlas en marcha, Dios no solo te da fortaleza sino que también te otorga inteligencia para que puedas razonar sobre cómo superar cualquier dificultad. Anímate a enfrentar lo que venga, porque con su ayuda siempre vencerás.