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A veces no nos salen las palabras, pero no te preocupes, Dios también entiende el lenguaje detrás de tus lágrimas. Háblale desde tu corazón, Él siente tu dolor y te ayudará a enfrentar lo que estás viviendo, nunca te abandona, siempre está a tu lado para darte fortaleza y sabiduría en los momentos más difíciles; entrégale a Dios aquello que te está provocando amargura y todo se solucionará.