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Dios es el faro que nos guía, cuando sentimos que todo está perdido. No desconozcamos su presencia en nuestra vida, aunque no percibamos del todo tu presencia, nuestra alma si puede comprender que siempre ha estado allí para rescatarnos y darnos ese impulso cuando ya no hay más salida. Dios ilumina nuestros pensamientos y como un faro nos orienta y nos advierte siempre.