Deja cualquier angustia, dolor y tristeza en manos de Dios, confía en Él. Ten fe en que siempre te sostendrá, anímate y enfrenta los momentos difíciles con la fortaleza que te ha otorgado. No cedas ante la intranquilidad, toma conciencia de que Dios está de tu parte para que de ésta y de muchas salgas triunfante.