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Cuando te vi riendo con gente que criticaste, fue que entendí quién eras. No fue una sorpresa, sino un momento de revelación, la venda cayó de mis ojos y entonces tus palabras se diluyeron ante tal evidencia de tu incongruencia. He comprendido que no todo el que sonríe es amigo y que las mascaras caen cuando menos lo esperamos, por eso he decidido apartarme y dejarte con tu afán de encajar.