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Cuando siento miedo, pongo en ti mi confianza. SALMO 56:3. Porque sé que en tus brazos me hallaré a salvo, ser consiente de tu presencia me devuelve esa fortaleza que las angustias me roban, cuando el temor toca la puerta de mi corazón recurro a ti mi Dios para llenarme de valor y seguir adelante.