124
Cuando las fuerzas desaparecen, Dios está presente para renovarlas. No hay duda alguna de que cuando más indefensos nos sentimos, es cuando emergen nuevos impulsos que nos permiten levantarnos con más ganas y con la tranquilidad de que Dios es nuestro escudo y fortaleza; durante toda nuestra vida nos sostiene y protege por el inmenso amor que nos tiene.