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Cuando Dios está en tu corazón, todos los días son hermosos. Porque sabes que tienes su apoyo y protección sin ninguna condición, entiendes que vas de la mano del mejor aliado que puedas tener, guiándote para que tomes las mejores decisiones. Pídele y agradécele diariamente, Él te ama demasiado y siempre estará para ti.