Camina con seguridad, lleva tu cabeza en alto, porque solo Dios puede juzgar tus pasos, no retrocedas, pon tu mirada en el horizonte teniendo plena confianza sobre las decisiones que tomes, que nada detenga tu marcha, pon delante de Dios tus pensamientos y pídele que te de sabiduría a la hora de actuar, él conoce los verdaderos sentimientos que habitan en tu corazón y solamente él tendrá derecho a juzgarte.