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Sé que tal vez no puedas leer lo que te escribo, pero, aunque te hayas ido al cielo, te llevo siempre conmigo, estás en cada uno de mis pensamientos y muchas veces siento que dónde sea que te halles, estás alentándome a seguir adelante. No ha sido fácil continuar sin ti, pero poco a poco lo acepto e imagino que estás en un buen lugar y mantengo viva la esperanza de volver a verte y abrazarte.