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Aunque el camino se ponga un poco difícil, no te olvides que Dios prometió estar contigo. Su palabra lo ha dicho y sus acciones lo comprueban, no te vayas a rendir porque falta mucho para llegar a la meta; descansa un poco y reinicia la marcha con más fortaleza, recuerda que Dios está siempre para alentarte, guiarte y protegerte.