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A veces para decirlo todo, solo basta el silencio. Las palabras sobran entre dos que al mirarse lo han entendido todo, cuando de verdad se presta atención al otro no hay necesidad de explicar nada, una mirada bastará. La sola presencia es satisfactoria y magnifica, el silencio no es incomodo cuando los latidos del corazón son los que se comunican.