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A veces la vida te saca a empujones de los lugares en los que no te conviene estar. La terquedad muchas veces nos nubla el pensamiento, callando por completo a nuestra razón, por eso seguimos forzando lazos que no existen y situaciones que no pueden ser. Hay que comprender hasta donde se puede llegar y cuanto se puede hacer, para no sufrir ni luchar inútilmente desgastando el cuerpo y el alma.