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A veces guardamos tanto miedo en el corazón que incluso el amor verdadero nos asusta, nos hirieron demasiado y por eso los temores superan ampliamente las ganas de volver a creer que de verdad existe tan puro sentimiento. Por eso vamos por la vida rechazando cualquier muestra de afecto, alejándonos lo más posible de lo que vemos como un seguro sufrimiento.