10
Un día me afecta todo y al otro no me importa nada, así voy. A veces tengo el corazón a flor de piel sintiendo cada palara, cada gesto, contemplando el mundo con sus tristezas y belleza, mientras que otras veces me desconecto por completo, volviéndome indiferente para no caer en pedazos. Es una especie de equilibrio imperfecto entre la sensibilidad y la protección, entre querer estar bien y no saber cómo. Así voy, entre extremos intentado encontrar un punto medio donde pueda hallar tranquilidad sin que el mundo y quienes lo habitan me duela tanto.