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Nos quejamos de que nuestros días son pocos, pero actuamos como si fueran infinitos. Hablamos del paso del tiempo con melancolía, lamentando como se escapan los años y aun así seguimos postergando abrazos, sentimientos y sueños, silenciamos palabras que deberían decirse hoy y no cuando ya no quede lugar, como si tuviéramos garantizado el mañana. Esta vida es muy breve y cada día es un precioso regalo que no se repetirá, así que valoremos más, perdonemos pronto y amemos mejor, porque el tiempo no nos esperará y nuestra única oportunidad es el ahora.