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Todo lo que es bueno dura el tiempo suficiente para convertirse en algo inolvidable. No es la duración lo que define su impacto, sino la calidad de lo vivido. Esos instantes donde el corazón está tranquilo y lleno de felicidad quedan grabados en la memoria por mucho o poco que duren, porque tendrán la medida exacta para ser valiosos. Nada es eterno, pero deja huellas profundas e inolvidables, así que valora mientras tengas la oportunidad, asumiendo que en cualquier momento todo podría terminar siendo un bello e invaluable recuerdo.