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Suelta y perdona, para que puedas seguir avanzando. Aferrarte al dolor prolonga tu sufrimiento, guardar rencor te roba energía y te impide ver con claridad lo que hay delante. No se trata de justificar lo que te lastimó, menos olvidar lo que viviste, sino de liberar un peso que no necesitas cargar. Suelta la rabia, la tristeza y la decepción para que habrás espacio para las cosas que si te hacen bien.