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Somos viajeros del tiempo, vinimos a aprender, compartir, dar amor transformarnos y a partir sin apegos. Cada experiencia, cada emoción de esta existencia tiene un propósito; no estamos aquí por casualidad, hemos venido a crecer en consciencia, a descubrir nuestra esencia y a dejar una huella en los corazones que tocamos. Aprendemos de cada caída y alegría, compartimos lo que somos y llevamos dentro, vinimos a amar no sólo a otros, sino también a nosotros mismos porque el amor es una energía que sana y trasciende. Y cuando finalmente llegue la hora de partir lo haremos sin ataduras, sabiendo que lo vivido fue parte de un propósito más grande.