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Si para corregir debes humillar, entonces no tienes idea de lo que es enseñar. Porque una enseñanza efectiva implica más que simplemente señalar errores; es obvio que debemos ver los desaciertos para tomar las medidas que nos lleven a aprender y a crecer, pero utilizar la humillación como una herramienta de corrección, no solo daña la autoestima de quien recibe la educación, sino que también anula su confianza en el proceso de aprendizaje y en sus capacidades.