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Rómpete hasta el alma y llora lo que necesites, pero luego levántate con menos miedos, con el corazón renovado y con muchísimas ganas de comenzar de nuevo. Prométete que después de esta amarga situación volverás a ser quién eras y a mejorar esas bonitas cualidades que tienes; te vas a querer el doble y no vas a permitir que nada ni nadie más, vuelva a amargarte la vida.