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Quien ama a Dios, no daña su creación. Porque valora la grandeza y amor que transmite a través de esas preciosas obras que se esparcen sobre el mundo, desde lo más mínimo hasta lo más inmenso, Dios es su magnificencia nos transmite su amor a través de recursos, paisajes y cientos de seres vivos, para que sin dañarlos, convivamos en armonía.