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No todos los amores merecen ser vividos ni todas las batallas merecen ser libradas. A veces, el corazón se aferra a lo que desea, sin detenerse a pensar si realmente lo merece. No todo lo que llama nuestro amor nos conviene, no todo lo que nos emociona tiene el animo de sumarnos. Hay amores que duelen más de lo que sanan y consumen más de lo que aportan. Del mismo modo, no todas las batallas son nuestras y no siempre vale la pena desgastarse en demostrar nada o resistir. Hay luchas que por más justas que parezcan, sólo traerán cansancio. Razonar a tiempo para no engancharnos, es amarnos y poner por delante de todo nuestra tranquilidad.