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No te rindas, porque lo que tú llamas final es un comienzo, además Dios está de tu lado y te fortalecerá. No pierdas la esperanza y persevera, incluso cuando sientas que no hay nada más que hacer y tus fuerzas se vuelvan nulas, no desistas y continúa. Recuerda quién está contigo desde tu primer latido, no estás luchando en soledad, Dios está contigo y unidos vencerán.