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No se llama intensidad se llama interés y ocurre cuando algo te interesa de verdad. Cuando realmente nos interesa algo, sea una pasión, una relación o una meta, nuestra dedicación y entrega pueden manifestarse de manera intensa y comprometida. Por esto, la intensidad que mostramos en nuestras acciones y emociones, no debe ser juzgada como excesiva sino como el reflejo de nuestra sinceridad y compromiso por aquello que nos mueve e inspira.