67
No he cambiado, sólo he aprendido a dar a cada persona la misma importancia que me dan a mí. He comprendido que debo equilibrar lo que ofrezco, que la energía y el tiempo que invierto en otros, es un recurso precioso y limitado que merece ser dirigido a quienes realmente me valoren y se lo merezcan. Estoy estableciendo limites saludables, priorizando a aquellos que me ofrecen sinceramente su compañía, cariño y respeto.