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Lo bueno de ser optimista es que cuando las cosas no salen bien, uno está seguro de que mejorarán. La mentalidad está en que las cosas pueden ir mejor, el optimista nunca se rinde y mantiene viva la esperanza, confía en sus capacidades y permanece atento a las oportunidades de cambio. Una actitud positiva es una herramienta muy poderosa a la hora de superar obstáculos y te permitirá tener una vida más tranquila y satisfactoria.