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La felicidad y la paz del corazón nacen del conocimiento que tenemos de hacer lo que consideramos justo y necesario, no por hacer lo que otros digan y hagan. Cuando hacemos lo que de verdad queremos y creemos correcto, nuestra alma es más feliz, es entonces cuando sentimos la tranquilidad del deber cumplido, de haber hecho las cosas con la razón y de todo corazón.