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En medio de la tempestad, Dios es tu refugio. Él jamás te abandona siempre está ahí al pie del cañón enfrentando contigo los malos tiempos, dándote la fortaleza que requieras, impulsándote a más y cuidándote para que no resbales, sabes que es así. Recuerda muy bien todas esas tormentas que juntos han vencido.