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Cuando se ama a una persona se la ama tal como es, aunque no sea como uno quisiera que fuese. Es comprender que cada quien tiene su propia historia, sus fortalezas y sus debilidades, es aceptarle con su luz y su sombra, con sus aciertos y sus errores. Amar no es idealizar, mucho menos intentar cambiar al otro, sino valorar su autenticidad sin condiciones, es acompañar, crecer juntos y aceptarle tal como es.