Cuando el dolor desaparece, las cicatrices florecen como experiencias, entonces podrás hablar con tranquilidad de lo que antes tanto te hizo llorar, abrazarás por fin la paz, actuando y sintiendo desde la tranquilidad, teniendo más claras tus metas, retomando los caminos que dejaste a la mitad, no pierdas la calma, las fuertes tormentas no son eternas y sin duda tú volverás a brillar con intensidad.
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