A veces las personas no se dan cuenta de cuánto las hemos querido hasta cuando dejamos de hacerlo. Y es que mientras estamos ahí, ofreciendo tiempo, atención y cariño, muchas creen que ese amor es eterno e inagotable, pero llega un momento en que el alma se cansa de no ser valorada. Entonces terminamos alejándonos en silencio, no por orgullo sino por respeto propio, porque amar también es saber cuándo detenerse y dejar ir. Es entonces cuando nuestra ausencia se hace sentir, cuando el silencio reemplaza los mensajes y la calma sustituye tu insistencia, dándose cuenta tarde del valor que tuvimos y el amor que desinteresadamente les compartimos.
A VECES LAS PERSONAS NO SE DAN CUENTA DE CUÁNTO LAS HEMOS QUERIDO HASTA QUE DEJAMOS DE HACERLO
43