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A las malas se aprende que ser bueno no hace que te amen, hace que te usen. Ser amable no garantiza que otros te amen sinceramente, más bien puede llevarnos a situaciones donde seamos utilizados o manipulados y no nos verán como a alguien a quien valorar sino como una oportunidad para obtener beneficios personales. Es importante que podamos establecer límites saludables y aprender a identificar a aquellos que genuinamente aprecian nuestras cualidades. Es una lección dolorosa, pero vital para aprender a no dar de más a quienes no lo merecen.