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Yo no digo cosas que no siento. En lo posible demuestro lo que realmente estoy percibiendo y mis sentimientos no varían según las circunstancias, defiendo con acciones mis palabras e ideas. Seguramente en ocasiones me equivoque, pero tengo la capacidad de reconocer mis faltas y corregir mi rumbo. No deseo comprometer mis principios y valores personales al decir algo que no siento o algo en lo que no creo.