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Usted ha desencadenado mis más sinceras y bonitas ganas de dejar a mi corazón hablar. Nadie ni nada ha podido quitar las cadenas que guardan mis emociones; pero ha llegado usted, con su bonita manera de ver la vida, esa cálida sonrisa y el gran positivismo que le envuelve, para derrotar por completo los temores que cohibían mis sentimientos.