135
Somos tan limitados, que creemos siempre tener la razón. Nos aferraos a nuestras creencias y opiniones con tanta fuerza que a veces nos cuesta imaginar que podemos estar equivocados. Esa sensación de certeza nos brinda confianza en nuestras acciones y pensamientos, pero puede impedirnos considerar otras perspectivas y aprender nuevos conocimientos. Hay que aceptar que no siempre tenemos la razón absoluta y a ser más flexibles ante los diferentes puntos de vista, enriqueciendo así nuestro crecimiento.