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Si le pides señales al universo, cree en ellas cuando las veas. Porque muchas veces se muestran claras, pero tercamente nos dedicamos a ignorarlas, solo queremos ver lo que nos conviene y por eso nos hacemos los ciegos y hasta los sordos cuando las señales son evidentes; escuchemos esa voz que se repite en nuestra cabeza, la voz de la conciencia que nos advierte y de algún modo es nuestra guía. No omitas realidades obvias, esas finalmente son las señales que estás pidiendo así que atiéndelas.