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Quien no quiere oír no te escuchará, así grites, pero quien de verdad te quiere entender lo hará, incluso si no hablas. Porque con certeza querrá encontrar el significado de tu manera de proceder y de sentir, tendrá el tiempo y la delicadeza de ponerse en tu lugar; sin palabras y con ellas te prestará toda su atención para comprenderte mejor sea cual sea tu situación.