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Que mis enemigos sean fuertes y bravos, para que yo no sienta remordimiento al derrotarlos. Si van a hacerme la guerra que sean igual de fuertes para asumir sus derrotas, no deseo sentirme mal al verlos vencidos siendo víctimas de sus propios inventos; iniciaron una batalla que yo nunca buscaba, entonces que aguanten las consecuencias de todo lo que venga.