100
Por cada persona que perdonas, sanas una herida propia. El rencor y la tristeza que pueden dejar las agresiones físicas o psicológicas que te provoquen, no te conducirá a nada bueno y menos si revives a diario esas situaciones; lo mejor es perdonar para curar esas amarguras que tiñen de oscuridad tu interior y seguir adelante, más fuerte, con más tranquilidad y felicidad.