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Ofrece disculpas con tus acciones, no con tus palabras. Las excusas no deben quedarse en el aire, mucho menos en una pantalla, son las acciones las que sanan los corazones heridos. Muestra con gestos sinceros el valor que tiene para ti la otra personas y cuan dispuesto estás a enmendar tus errores. Una disculpa genuina no sólo busca el perdón, sino también rehacer los vínculos, además del crecimiento mutuo.