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Nunca podemos obtener la paz en el mundo exterior, hasta que no estamos en paz con nosotros mismos. Es imposible llevar una guerra interna e intentar encontrar la tranquilidad en el mundo que nos rodea; debemos ser consecuentes con lo que estamos buscando y en primer lugar, ordenar nuestro interior para que al fin podamos hallar la anhelada calma que merece nuestra existencia.