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No puedes pedir sinceridad, cuando guardas celosamente tus secretos. Si deseas recibir la verdad de los demás, primero debes estar en disposición de compartir la tuya. La honestidad empieza desde ti, sé autentico y dale la confianza a quien te brinde la suya, obviamente siendo consciente de quien realmente la merece; creando así un espacio para relaciones sinceras y duraderas.