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No permitas que nadie sabotee tu felicidad. No dependas de opiniones, juicios o actitudes externas para sentirte alegre, porque hay personas que desde su propia insatisfacción intentarán minimizar tus logros y hacerte dudar de lo que mereces. No entregues ese poder, porque tu felicidad es sólo tuya, la construyes con tus decisiones y acciones, con amor propio y con la firmeza de elegir lo que te hace bien.