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No estés triste, porque a ese angelito que tienes en el cielo no le gustaría verte así. Es comprensible que nada haya vuelto a ser lo mismo desde su partida, pero debes entender que no es conveniente que te consumas en lágrimas, sabes bien que quien se marchó te amó y te sigue amando; imagina el dolor que pudiera sentir al verte sufrir. Mejor recuerda los buenos momentos, llora si fuera el caso, pero no te quedes en la tristeza, hazlo por ti y por quien hoy se haya ausente.