No es necesario operar con gran malicia para hacer daño. La ausencia de empatía y comprensión son suficientes. A veces el daño no viene de un golpe directo, sino de la indiferencia, del silencio o de la falta de sensibilidad hacia lo que otros sienten. No hace falta intención oscura para herir, basta con no ponerse en el lugar del otro y olvidar que también tiene su propia historia, mirando solo desde el propio punto de vista pasando por alto que las palabras y las acciones también pesan. La falta de empatía convierte los vínculos en territorios fríos donde el amor se marchita y la confianza se quiebra de a poco. Porque cuando no hay comprensión, lo humano se diluye y hasta los corazones más nobles pueden terminar lastimados sin que haya habido ningún tipo de maldad, solo falta de tacto al expresarse y una absoluta indiferencia.
NO ES NECESARIO OPERAR CON GRAN MALICIA PARA HACER DAÑO
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