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No busques el físico de alguien, busca lealtad, estabilidad y tranquilidad. Todo aquello que no se desvanecerá con el tiempo. Busca una conexión profunda que se mantenga incluso en los momentos difíciles, un equilibrio que te brinde seguridad y confianza, además de una paz que te haga sentir bien, donde puedas ser tú sin miedo ni dudas. Al final lo realmente valioso no es lo que se ve, sino lo que se siente y perdura en el corazón.